Músculos

La palabra músculo proviene del latín "musculus" cuyo significado es "pequeño ratón". Ésto se debe a que en el momento de la contracción muscular los romanos creían que el músculo se asemejaba a la forma de este animal.

Los músculos son motores del movimiento y cada uno de los órganos contráctiles del organismo. Constituyen un haz de fibras (células) y su rasgo más característico es la posibilidad de contraerse. Son órganos rojos y blandos constituidos por una proteína denominada miosina y una fibras que poseen filamentos de una proteína denominada actina que posibilitan la contracción.

El tejido muscular presenta tres tipos:

Tejido muscular esquelético o estriado.

El músculo esquelético tiene un color rojo y su contracción es rápida y voluntaria. Poseen un aspecto estriado, perceptible al microscopio, el cual es consecuencia de la presencia de fibras de dos proteínas denominadas actina y miosina. El cuerpo está constituido en un 40% por este tipo de músculo. Debido a que necesitan un alto porcentaje de energía para su contracción, posee una irrigación sanguínea adecuada.

 

Tejido muscular liso.

Su contracción es involuntaria y está estimulada por el sistema nerviosos vegetativo autónomo. Tienen forma de huso con estrías longitudinales y poseen, al igual que el anterior, actina y miosina. Estos músculos se dividen a su vez en:

  • Músculos lisos unitarios, que se contraen rápidamente (útero, ureter...).
  • Músculos lisos multiunitarios, su contracción depende de la estimulación nerviosa (iris, tráquea...).

 

 

Tejido muscular cardíaco.

Corresponde al tejido muscular del corazón. Este supone una variación del tejido muscular estriado con una contracción involuntaria. Mediante la contracción de este tejido muscular, es decir, del corazón se bombea la sangre por el sistema circulatorio.